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¿Por qué minar bitcoin es un asunto de seguridad nacional?

Perspectivas

¿Por qué minar bitcoin es un asunto de seguridad nacional?

Ben Caselin abril 11, 2022

Empecemos con un hecho claro: comprar y mantener bitcoin (BTC), el activo, no es lo que les da a las personas poder sobre la red de esta criptomoneda. Mantener bitcoin significa, simplemente, tener la posibilidad de beneficiarse por la adopción y el crecimiento de esta red (expresado en el incremento del precio). Además, ofrece a sus usuarios características como la propiedad de un bien escaso, que puede ser transferido fácilmente a un bajo costo y sin permisos por parte de intermediarios.

Aun así, la seguridad, la integridad y la evolución de esta red recae sobre sus coders, mineros y miles de nodos individuales, los cuales le hacen seguimiento al blockchain continuamente. En otras palabras, más que mantener bitcoin como activo, cuando se trata de influencia, el hecho es tener participación en la red como tal, especialmente si es como minero.

 La importancia de tener poder sobre una red global debería ser obvia. Ya sea en OPEP, SWIFT, el estrecho de Hormuz o la infraestructura de internet, es claro cómo las personas interesadas pueden aprovechar sus posiciones de poder para controlar dicha red y ejercer influencia. Con bitcoin, sin embargo, la mayoría de la autoridad recae en el hash power (el poder computacional usado  para minar bitcoin, también llamado hashrate). Es ahí donde minar se vuelve un asunto de seguridad nacional.

La seguridad nacional es una expresión que suele usarse a menudo para justificar políticas de vigilancia, despliegues militares, desarrollo de nuevas tecnologías y otro tipo de implementaciones legales. En su forma más sana, la seguridad nacional es una posición de defensa, que busca salvaguardar y proporcionar estabilidad y soberanía a una jurisdicción específica. Y es un paso necesario en la búsqueda de una distribución equitativa del poder global y, posiblemente, de la paz.

Mientras la red de bitcoin va evolucionando de una curiosidad del internet a un asentamiento global que está abierto para todos -incluso para los evasores de sanciones como Rusia y Corea del Norte-, las naciones se van dando cuenta de que necesitan tener mayor influencia en la dirección y en la operación general de esta red. A este punto, tener influencia en el hashrate global es significativamente importante. De modo que incentivar industrias de minería domésticas, en vez de prohibirlas, puede proporcionarles a los países el control de que la red no caiga en las manos equivocadas.

El poder en la red de bitcoin

La influencia que un minero de bitcoin tiene es proporcional a la cantidad de poder computacional -o de trabajo- que pone en la red. Esto es denominado hash power. Es un cálculo total del trabajo computacional; a más trabajo, más influencia.

Aun así, debe mencionarse que la influencia es limitada: los mineros no pueden crear bitcoins extra, robar monedas o alterar su código original. Por el contrario, su influencia es lo que garantiza que las transacciones se lleven a cabo, y que se incluyan en la blockchain.

La minería (proof-of-work mining) es una parte integral del funcionamiento de la blockchain del bitcoin. Alrededor del mundo, los mineros buscan fuentes baratas de energía que les permitan minar al máximo de capacidad y al más bajo costo. A mayor hash power, mayor probabilidad de que ganen el próximo bloque (block) y reciban el premio de 6.25 nuevos bitcoin minados y, crucialmente, aporten su “granito de arena” a la validación transnacional en el libro de contabilidad global del bitcoin.

En este sistema, alrededor de cada 10 minutos un nuevo bloque de datos es agregado a la blockchain, y solo cuando un bloque haya sido validado y verificado, la transacción será permanente. Es importante mencionar que los nodos alrededor del mundo tienen que aceptar el nuevo bloque, lo cual harán automáticamente si todas las leyes del protocolo de bitcoin han sido respetadas y no hayan ocurrido ni dobles gastos ni manipulaciones.

Entrometerse con los records es extremadamente costoso. Primero que todo, incluso con una gran cantidad del hashrate global, la probabilidad dice que esto no garantiza ganarse cada bloque. Además, si un bloque de transacciones irregular se produjera, y fuese rechazado por la mayoría de los nodos, cualquier premio relacionado con dicho bloque sería anulado.

Sin embargo, mientras la naturaleza descentralizada de bitcoin le da su estatus como la red más segura del mundo, su seguridad estaría seriamente comprometida si, por ejemplo, un minero -tal vez actuando como ente de un Estado- se ganara la mayoría de un hashrate (e.g. 51%). Técnicamente esto abriría la red a la potencial censura de otros mineros y de transacciones, y a formas similares de manipulación.

Para entender realmente cómo el tener una porción del harshrate global va en beneficio de la seguridad nacional y, eventualmente, está en pro del equilibrio geopolítico, tenemos que enfocarnos en los incentivos por participación desde diferentes ángulos.

La teoría de juego en acción

En 2019, la casa de cambio más grande del mundo en criptomonedas, Binance, sufrió un hack, y vió más de 40 millones en bitcoin desvanecerse de sus arcas. El gerente general de la compañía, Changpeng Zhao, sugirió públicamente la idea de «reversar (rolling back)» la blockchain de bitcoin, lo cual permitiría recuperar los fondos perdidos y devolverlos a Binance (y reversaría todas las transacciones realizadas en la blockchain después del robo).

Hacer esto requeriría que la mayoría de minadores de bitcoin y de operadores de nodos siguiera este plan. El rechazo por parte de la comunidad fue inmediato, y este plan ni siquiera se intentó. Desde el comienzo, el consenso fue en contra de Binance, y la compañía tuvo que aceptar la pérdida y solucionar lo relacionado con su sistema interno. Imagínense si la geopolítica fuera así de directa.

El consenso en la industria no siempre es conservador, sin importar el grado de énfasis que se ha puesto en la “inmutabilidad” del blockchain. Cambios pueden ocurrir, como fue el caso en 2016, después de que la comunidad de Ethereum votó para bifurcar la cadena, y recuperar así USD 50 millones en ether (ETH) robados en “The DAO attack”.

Hubo consenso en que la decisión fue vital para la rehabilitación de la blockchain naciente, aunque una gran porción de la comunidad rechazó la intervención. La red Ethereum que conocemos hoy, con Microsoft (MSFT), JPMorgan (JPM), Amazon (AMZN) y otras grandes compañías que han reportado estarla usando, con un tope de mercado de USD 300 mil millones, es el resultado de esa recuperación. Técnicamente es un vástago. Su predecesor, la cadena original de Ethereum, en la que el hack no fue deshecho, es ahora conocido como Ethereum Classic. Tiene un tope de mercado apenas por encima de los USD 3 500 millones.

El mismo mecanismo que ayuda a asegurar que las blockchain sean difíciles de cambiar es esencial en el momento de mejorar la red. El hash power impulsa integridad y cambio, y representa un tipo de influencia cuando es capaz de reforzar normas y prevenir abusos en la red, todos los cuales requieren consenso.

Actualmente, Estados Unidos es el anfitrión de la mayor cantidad de hash power,  una posición que logró después de que China forzara a los mineros en su territorio a parar toda actividad. Esta fue una gran equivocación por parte de China, ya que entre mayor sea la cantidad de hash power que resida en un territorio, mayor será la influencia que dicho Estado tendrá en proteger sus intereses. Y que quede claro algo: el bitcoin aún es mantenido y utilizado ampliamente por inversores chinos.

Imaginemos, por el bien de la argumentación, que Estados Unidos no tuviera ningún minero en su territorio y que todo el hash power residiera en Rusia. Esto no les caería bien a los inversores de bitcoin ni a los inversores de compañías que cotizan en la bolsa, y que están expuestas a bitcoin, como MicroStrategy (MSTR) y Tesla (TSLA) en los Estados Unidos, considerando que Rusia es una nación tecnológicamente competente y profundamente poco democrática.

De una manera similar, ¿qué pasaría si ningún hash power residiera en Rusia y, en cambio, fuera dominado por los Estados Unidos y sus aliados? Esto desalentaría a las élites rusas de guardar su riqueza en bitcoin e impediría sus esfuerzos de usar bitcoin para transacciones internacionales.

Está dicho: no todo el poder está en los mineros. Sin el consenso mayoritario de parte de los nodos individuales, bitcoin no puede utilizarse fácilmente o ser objeto de intervenciones. Aun así, si Corea del Norte, por ejemplo, hackeara  un intercambio (como ha sido acusada de hacerlo presuntamente en el pasado), y estuviera planeando usar estos fondos en un devastador ataque nuclear, es más que seguro que aun los mayores proponentes de la libertad y las agencias financieras -los más leales usuarios de bitcoin- puedan ser convencidos de apoyar una intervención en la blockchain.

Lo que es de interés también es cómo algunos individuos son capaces de participar libremente en el consenso global de la red. Podemos ver un vínculo directo de razonamiento y de incentivo, que va desde individuos involucrados por todo el mundo hasta grandes industrias mineras, que tienen la potencialidad de convertirse en entes influenciadores de la geopolítica.

De acuerdo con lo anterior, mineros localizados en la misma jurisdicción no comparten necesariamente los mismos valores, y tampoco deberíamos asumir que haya acuerdos entre los mineros y el Estado en el que residen. Lo que sí se puede esperar es la formación de grupos a través del establecimiento de asociaciones, como el Bitcoin Mining Council, instalaciones de minería establecidas por un Estado (como en El Salvador) o, incluso, mediante ciertas regulaciones que las compañías públicas de minería deben seguir. Al final, el consenso no es necesariamente acerca de homogeneidad, sino de mantener un balance de poder, uno que trascienda países y diversos puntos de vista.

A menos que una población entera decida estar alejada del bitcoin, cada jurisdicción es incentivada a ganar una posición en el hashrate global,  de la misma manera que los mineros compiten por el hash power local. En cuanto a Rusia, esto puede conducir a minar nuevos bitcoin para la generación de riqueza local, asegurar una opción de intercambio comercial y proteger los activos de sus ciudadanos, las inversiones de sus corporaciones y en el futuro, potencialmente, sus reservas nacionales.

En cuanto a Estados Unidos o la Unión Europea, no se trata solo de la protección de sus inversores, sino del mantenimiento de su influencia política. El decreto ejecutivo anunciado el 9 de marzo de 2022 por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, mediante el cual busca un acercamiento para la unificación de las regulaciones cripto en este país, puede impactar el legado, y encontrar fácilmente su implementación en las aplicaciones cripto. Esto se pudo ver recientemente, cuando la Ethereum wallet MetaMask y la plataforma de token no fungibles (NFT) OpenSea -ambas radicadas en EE. UU.- bloquearon unilateralmente a usuarios iraníes y venezolanos de sus servicios.

Aun así, a diferencia de estas aplicaciones y de la mayoría de criptomonedas, bitcoin no tiene Director General ni jurisprudencia. Es una red abierta y descentralizada y, por tanto, cualquier intento de regulación a nivel protocolario o alrededor de la seguridad requiere del hash power que reside en una jurisdicción específica. Sin hash power no hay decisión.

Es obvio que, para cualquier jurisdicción expuesta al bitcoin, ya sea por medio de sus ciudadanos, por las corporaciones que residen en ella o por medio de la soberanía de los fondos de riqueza, resulta vital tener una posición en el hash power global.

Hacia el equilibrio geopolítico

Un importante aspecto de esta idea es reconocer que la posición de bitcoin en el sistema financiero está creciendo rápidamente. Puede parecer marginal hoy en día, pero la adopción global de bitcoin, como activo, continúa desarrollándose a una velocidad más rápida, incluso, que el crecimiento del internet al final de los años 90.

Sabemos las razones por las cuales individuos y corporaciones pueden desear ahorrar en bitcoin o incluirlo como un activo en su balance general. Especialmente durante los últimos dos años, hemos visto más gente del común, multimillonarios, corporaciones, fondos de cobertura y hasta países enteros animarse con el bitcoin o, incluso, abrazarlo completamente.

Debería ser cada vez más claro entender por qué la próxima fase en el crecimiento de esta red y de esta clase de activo incluirá, probablemente, una carrera por el hash power, junto con la concientización de que la participación tanto de los inversores como de los reguladores en la operación de la red misma es la mejor manera de asegurar los intereses públicos a largo plazo.

Bitcoin no es solo un activo en el que se puede invertir, con el que los holders se benefician de su escasez, de la independencia de políticas de Estado arbitrarias y de la impresión de dinero. Visto de forma más amplia, ofrece una red global para el establecimiento de una moneda nativa de internet, fuera del control de una autoridad única. Ofrece una alternativa para el desarrollo de un sistema financiero global más equitativo, democrático y libre de fronteras. Constituye el desarmamiento de las finanzas y, a la vez, permite que imperativos morales la impacten en consenso y en ejecución.

Mientras la comunidad global de inversores de bitcoin se continúa expandiendo, la importancia de tener hash power crece diariamente, igual que el riesgo de no tenerlo. Esto hace que minar bitcoin sea un asunto de seguridad nacional.

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